Días de mayo

En la portada de El País aparece la noticia sobre la finalización de la restauración de La Anunciación de Fra Angélico, y sobre su vuelta a la exposición. Mi primera visita a el Prado fue en una excursión corta con mi hermana a finales de los 70 quizás cuando, en fechas parecidas, me trasladé a Madrid para cursar cuarto. De aquella visita solo recuerdo este cuadro. Con el paso del tiempo desdibujó, pero entonces fue solo él. Me pareció luminoso, preciso, pequeño aunque lo llenaba todo. Hoy leo que estaba oscuro, que las alas del ángel estaban unidas de forma confusa, leo sobre repintes que enmarañaban los ropajes, la ausencia de rojos, azules o detalles. Leo también que el cuadro tiene casi dos metros y me preguntó si la ocupación absoluta del espacio que hay en mi memoria no sería simplemente eso, que el cuadro era grande. Me detengo y no recuerdo el año preciso en que fui a Madrid. Hace un par de años asistí a una serie de conferencias sobre las referencias bíblicas en el Prado, en una de ellas se analizó la escena de la izquierda, la expulsión del paraíso, y me recuerdo a mí mismo pensando en lo desapercibida que se me había pasado la escena frente a la presencia absoluta del milagro. No hay recuerdos.