Día vigesimosegundo

Habíamos empezado a proponernos como un chiste canciones que recordaran a la situación, por título, por letra o porque sí.

«Día 22 del Apocalipsis y de Santa Ferbuta, por cierto ayer me equivoqué de santo del día, pero mis obligaciones me hacen estar un poco liado y no comprobar bien mis fuentes, no se repetirá, estaba dándole vueltas a esto de las canciones apropiadas, dudando qué temáticas eran aceptables, mientras repasaba los libros de las estanterías de más abajo que frecuento poco debido a mi lumbago. Encuentro un libro que tenía olvidado. Lo debí comprar en un mercadillo en el montón de los libros a un euro y se publicó en 1982 en una editorial para mi desconocida».

Día vigesimosegundo

«Este es el libro. Entre sus páginas 36 y 37 traía un pétalo».

Día vigesimosegundo

«Este es el pétalo.

Todo como muy bonito, un libro de poemas (en este caso letras de canciones) que guardan un pétalo. Supongo que lo leí en su día y lo tenía tan olvidado como a Simon y a Garfunkel, juntos o por separado. Pero al ver el pétalo leí el poema que estaba justo debajo “I am a rock” que venía en el disco “Sounds of silence” de 1966».

Aquí la portada del disco Sounds of Silence de Simon & Garfunkel de 1966.

«Lo leí en voz alta en inglés (supongo que acercándome muy poco a cómo debe sonar, pero intentándolo) y luego en la traducción que propone el libro, descubriendo que (¡coño) puede pasar por una canción de confinamiento. Así que hoy van juntas mi propuesta de poema y otra propuesta de canción para estos aciagos días que nos han tocado. El autor de la canción es Paul Simon y la traducción es de un tal Antonio López del que no he encontrado referencias».

«Soy una piedra
Un día de invierno
De un hondo y oscuro diciembre
estoy solo
miro por la ventana abajo a las calles
cubiertas por la nieve reciente como una mortaja silenciosa.

Soy una roca,
soy una isla.

He levantado murallas
una fortaleza honda y poderosa
que nadie puede traspasar.
No necesito amigos, la amistad trae dolor,
Desdeño la risa y el amor.

Soy una roca,
soy una isla.

No me habléis de amor
ya me conozco la palabra,
duerme en mi memoria.
No quiero turbar el letargo de sentimientos ya muertos.
Si no hubiera llorado, no habría conocido el llanto.

Soy una roca,
soy una isla.

Tengo mis libros
y mi poesía para protegerme,
me escudo en mi armadura,
oculto en mi habitación, a salvo en mi útero.
No toco a nadie y nadie me toca a mí.

Soy una roca,
soy una isla.

Y una roca no siente el dolor,
y una isla nunca llora».