Día 59 del Apocalipsis.
El himno del cuerpo de Ingenieros tiene cierta gracia, en casi todos los himnos militares encuentras alguna estrofa chusca en medio de la general loa al sacrificio por la patria que se le supone a un himno que los hace repentinamente simpáticos, venía a ser algo como «Preparando el terreno, / dando paso y enlace, / o asaltando la brecha, disciplina y unión, / con ingenio y destreza cumplamos la misión», es lo que he encontrado, lo recordaba algo distinto. El de zapadores insiste «La trilita y el pico manejo y el fusil si es preciso luchar de las tropas el paso despejo, destrozo alambradas cuando hay que avanzar. Ingeniero Zapador con tu pala y tu azadón haz el fuerte inexpugnable de la nueva posición».
Lo que viene a cuento porque hoy es Santo Domingo de la calzada patrón de los ingenieros civiles (el de los militares es San Fernando), pero no sé si tienen himno los civiles. Santo Domingo fue un Paco Galbana del XI, ocupándose de los peregrinos y esas cosas, la diferencia fundamental es que Domingo además de despiojar y dar desayunos hacía milagros. Por aquí leo varias curaciones muy enfocadas en el turista: curación de caballero francés poseído por el demonio, curación de peregrino alemán con una infección purulenta y un normando ciego recobra la vista. Aunque su momento más popular fue el de la gallina. También es el día de San Modoaldo, nacido en la vecina Aquitania llegará al arzobispado de Tréveris, sus sucesores en el cargo cinco siglos después serán príncipes electores del Sacro Imperio Romano Germánico, no es moco de pavo la ciudad (tiene una catedral y una iglesia Patrimonio de la Humanidad) ni su arzobispo. Por cierto los tercios españoles tomaron Tréveris en 1635, no sé si los tercios tienen himno.
Acabo de descubrir que Youtube está lleno de vídeos con el “himno de los tercios”, pero encuentro muchas páginas diciendo que es del guionista de “Águila roja”, aunque algún sesudo lo da por bueno, los dos primeros versos de la segunda estrofa son muy buenos «Aspa de Borgoña flameando al viento, / hijos de Santiago, grandes son los Tercios». También es el Día Internacional de la Enfermera, aniversario del nacimiento de Florence Nightingale. Valdemar editó en 1998 un libro precioso en su colección Avatares, “Victorianos eminentes” de Lytton Strachey, se compone de cuatro magníficas biografías cortas, fascinantes y a veces desternillantes, de personajes emblemáticos de la sociedad británica del XIX, una de ellas es la de Florence Nightingale, la gran reformadora del sistema sanitario inglés. Os copio el primer párrafo de la minibiografía para que os hagáis idea del tono:
«Todo el mundo conoce la imagen popular de Florence Nightingale. La abnegada, la santa, la delicada doncella de clase alta que despreció los placeres de una vida de comodidad para socorrer a los afligidos; la “dama de la lámpara”, que se movía entre los horrores del hospital de Scurati, que santificaba con su bondad radiante el lecho del soldado moribundo; la imagen es harto familiar. Pero la verdad es diferente. La Miss Nightingale de verdad no era como la fantasía poco informada la pintaba. Trabajaba de otra forma, y con otras intenciones, se movía bajo el peso de una fuerza que no es la que pinta la imaginación popular. La poseía un demonio. Ahora bien, los demonios, sean lo que sean, están llenos de interés. Y he aquí que en la Miss Nightingale real había más cosas interesantes que en la de la leyenda, también había cosas que eran menos agradables».
¿Cómo parar de leer? Os recomiendo el libro.
Así con reformadores sanitarios, himnos, santos curadores y santos que elegirán emperadores queda enmarcado el tono general de los días que nos han tocado vivir.
Hoy mismo en el País Enrique Vila-Matas citaba al gran Bioy Casares «La gente cree que las obras literarias están llenas de ideas profundas. Lo que es raro es que también se dejen engañar los escritores: deberían saber que no es para tanto», somos muy ligeros nos explica, la verdad profunda que creemos poseer es sólo un esquema que nosotros mismos nos hemos construido, no hay más. Cita también a Peter Handke, otro grande a contratiempo, preguntándose por qué nunca decimos que una experiencia nos ha hecho más pobres, ¿siempre una experiencia nos ha hecho más ricos? La experiencia desgasta y sólo se me ocurre proponer juegos intelectuales que en la mayoría de las ocasiones son meros juegos de palabras. Mañana quizás sea otro día, espero.