Día quincuagésimo cuarto: cómo acaba esto

Día 54 del Apocalipsis y de Santa Domitila, nieta y sobrina de emperadores, la iglesia ortodoxa le rinde culto el 12 de mayo, en fin. Hoy la Wikipedia no reseña nada al margen de una oscura celebración profesional en Chile y que empiezan las fiestas de san Hipólito en Cocentaina. Que el 7 de mayo falte un día Internacional, o Mundial, o lo que sea, me ha parecido escandaloso, así que indignado me he ido a la ONU a poner una queja ¡y me he encontrado que sí hay evento! Hoy es el día de Vesak, el día del plenilunio en el mes mayo, en este día hace unos 2500 años nació Buda, el día que alcanzó la iluminación y el día en el que falleció a los 80 años. Un escándalo, ahora la queja la tengo que remitir a la Wikipedia, pero mi fe en la ONU sigue intacta; el secretario general, Antonio Guterres, hace hoy un llamamiento y nos recuerda las palabras de Buda tan oportunas en estos tiempos de tribulación «Puesto que todos los seres vivos son vulnerables a la enfermedad, yo también estoy enfermo».

Y me diréis, pero esto no iba de poesía más o menos, qué ocurre. Pues ocurre que parece que se vislumbra el final del Apocalipsis y me estoy relajando. Pero ¿Cómo acaba el Apocalipsis? El Apocalipsis acaba bien «después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero. En el medio de la plaza de ella, y de la una y de la otra parte del río, estaba el árbol de la vida, que lleva doce frutos, dando cada mes su fruto: y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones. Y no habrá más maldición; sino que el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán. Y verán su cara; y su nombre estará en sus frentes».

Los nórdicos, ahora que tantos de nosotros se hacen prosuecos, sin embargo, opinan que acaba mal. El destino de los dioses (ragnarök) es librar una batalla al final de los tiempos contra los gigantes de fuego (es la batalla en la que Loki se pasa de bando). En esta batalla los dioses son destruidos, los gigantes son destruidos y de paso entre todos se llevan por delante el Universo, fin. Con estas esperanzas entendemos por qué los escandinavos beben como si no hubiera un mañana, no lo hay, y se suicidan como locos.

Casi todas las tradiciones del ámbito sino-hindú abundan en que sí que las cosas acaban mal, pero, matizan, se vuelve a empezar por si hubiera más suerte. Quizás por ahí vayan a ir nuestros tiros en una suerte de semestre, año, quinquenio, o decenio de la marmota. No sé, pero por si acaso yo me atendría al dharma porque como dice Rodolfo Hinostroza en su poema “Gambito de rey”:

«” Eh!”, insistí otra vez “Cómo voy a seguir?
Qué decir de la Historia si es licencia poética
decir que se repite, que el incesante error
de los vencidos se repite se repite, que el Poder del Imperio se repite?”
Algo hay, yo te diré
que te conduce a afirmar el pasado y a repetir un acto equivocado».

Día quincuagésimo cuarto - Rodolfo Hinostroza - Contra Natura

Este libro me lo robaron en Pamplona cuando se llevaron la tienda de Juanjo, lo volví a comprar y me lo dejé no sé dónde, pero ya en Barcelona, el ejemplar que ahora está sobre la mesa lo compré en 1987 de segunda mano, y parece que es más de durar. Qué hacía yo en Pamplona con este libro ya es otra historia. Mañana quizás sea otro día.