Día octavo: Atxaga

«Día 8 del Apocalipsis: ayer os prometí un segundo poema de Costandinos Cavafis para hoy, pero voluble cual feather in the wind como soy me voy a desdecir y poneros un poema que me recomendó Atxaga, cuento como. En noviembre de 1990 Arantza todavía me mira con buenos ojos y me regala un libro de poemas de Bernardo Atxaga (Poemas & híbridos, edición de ese mismo año) y caigo rendidamente a los pies de ambos (¡hasta me lo dedica!). En el año 2003 la misma colección de poesía donde se había editado el libro de Atxaga edita en su colección de poesía el volumen 500.

Lo hace con un número especial donde 140 literatos escogen su poema preferido. Atxaga escoge un poema de Juan Gelman de Los poemas de Sidney West, yo entonces no conocía a Gelman (le dieron el Cervantes en 2007) pero quedé deslumbrado (todo el libro es fantástico, pero el poema que escoge nuestro Atxaga es quizás el más espectacular). Así que en el octavo día: Lamento por el sapo de Stanley Hook de Juan Gelman. Añado una barra al final de cada verso porque WhatsApp me lo pone todo seguido y queda raro. Por cierto, yo desayuné un día con Atxaga en el delta del Ebro, él no lo sabe, pero Arantza lo confirmará».

Al texto lo acompañaban dos imágenes, las portadas de las ediciones en Visor del libro de Atxaga y la antología. Poemas & Híbridos de Bernardo Atxaga, 1990, y Centuria cien años de poesía en español, 2003.

«stanley hook llegó a Melody Spring un jueves de noche / con un sapo en la mano / “oh sapo” le decía “sapito mío íntimo mortal y moral y coral / no preocupado por esta finitud / no sacudido por triste condición furiosa” le decía / “oh caballito cantor de la humedad oh pedazo esmeralda” / le decía stanley hook al sapo que llevaba en la mano / y todos comprendieron que él amaba al sapo que llevaba en / la mano / más allá de accidentes geográficos sociológicos demográficos / climáticos / más allá de cualquier condición / “oye mío” decía “hay muerte y vida día y noche sombra y luz” / decía stanley hook “y sin embargo te amo sapo / como amaba a las rosas tempranas aquella mujer de Lesbos / pero más y tu olor es más bello porque te puedo oler” / decía stanley hook y se tocaba la garganta / como raspándose el crepúsculo que entraba y avanzaba y le ponía el pecho gris / gris la memoria feo el corazón / “oye sapo” decía mostrándole el suelo / “los parientes de abajo también están divididos ni siquiera se hablan” / decía stanley hook “qué bárbara tristeza” decía ante el asombro popular / los brillos del silencio popular / que se ponía como el sol / esa noche naturalmente stanley hook se murió / antes dio terribles puñetazos a las paredes de su cuarto en representación de sí mismo / mientras el sapo sólo el sapo todo el sapo / seguía con su jueves / todo esto es verdad: / hay quien vive como si fuera inmortal / otros se cuidan como si valieran la pena / y el sapo de stanley hook se quedó solo».