Al llegar a la docena de días empiezo a enlazar vídeos, parece que quiera hacer oir canciones o hacer ver, cierto es que desde este mismo grupo y desde otros estamos todos enfebrecidos adjuntando y compartiendo chistes visuales, dibujos cómicos, pequeños vídeos chuscos, o recuerdos (bueno de los recuerdos hablaremos más adelante). Así que me tomo la molestia de buscar canciones o recitados y añadir los enlaces, aquí los evitaré.
«Día 12 del Apocalipsis: retomamos con una obviedad, el aliento poético que ha impregnado nuestras vidas y llegado a calar en nuestros corazones lo ha hecho gracias al pop, al glam, al rock, al bolero y a Raphael. Iba a poneros unos de los poemas que más me gusta de Octavio Paz cuando he caído en la cuenta de que si conocía a Paz era gracias a Luis Pastor, luego, dándole vueltas al asunto, y quitando obviedades como Paco Ibáñez me he puesto a pensar en los genuinos poetas de la música popular. En ese mundo, tan dado al patetismo y la sobreactuación, encontramos poetas muy relevantes, y no estoy pensando en los letristas «técnicos» somo Sabina o Víctor Manuel, ni en los poetas más canónicos, Cohen o Dylan, recuerdo que en un fanzine de hace ya muchos años dije que Santiago Auserón era uno de los poetas más dotados de su generación, sino en aquellos que consiguen poemas magistrales en canciones sencillas. Hoy para todos vosotros dos de las letras más emocionantes del pop español. Recitadlas en voz alta y me decís».
Añadía aquí la portada del disco de Vainica Doble El eslabón perdido, Guimbarda 1980.
«La primera es de Vainica Doble (las firmaban como Vainica Doble, aunque la letrista solía ser Carmen Santonja) del disco El eslabón perdido de 1980 y se titula la cocinita mágica».
«Trabajando en la cocina, ¡ay que pesadez! / como una negra, como una china, con el almirez. / Con el almirez y su manita / machaco el ajo, la cebollita y el perejil / y el ajonjolí. / No hay sordidez que impida / trocar en mágico lo rutinario, / no hay almirez que olvide / mezclar el ajo con lo extraordinario / Con el ajo hago un sofrito / con conejito en la sartén, / ¿para quién?, ¡para ti! / con el ajo sabrá muy bien. / Y después con estropajo y detergente / friega que te friega la espumadera / friega que te friega que te friega la sartén / Escucha las melodías / que canta el agua por las cañerías, / pregunta por qué suspira / la olla exprés al fuego cada día. / La sartén, la espumadera, / con el detergente quedan relucientes / como un espejo, un espejito / ¡mira que bien! / Con el pellejo del conejo / te forro un par de zapatitos, / que calentitos tus piececitos con la piel. / No hay marmita en la alacena / que no le sirva a un duende de escondrijo. / No hay gruyere en la quesera / que al propio Mickey Mouse no de cobijo. / Vaya por Dios, otra vez la alfombra / de la alcoba se me escapó, / va volando hacia una estrella / / ¡Ay Señor! / Cojo la escoba y me voy pitando detrás de ella».
«La segunda, una de las mejores canciones tristes que conozco, es del disco de Por amor al comercio y no sé de quién es la letra, la canción la firman todos los de Esclarecidos».
Añadía aquí la portada del disco de Esclarecidos Por amor al comercio, Gasa 1987.
«El dolor de cabeza que me protege cada noche. / Que me nubla la vista y me quita las ganas de beber. / De beber fantasías y recuerdos excitantes. / Y nada más excitante que trabajar en tus caricias. / Por amor al comercio voy a cruzar ese puente. / Por amor al comercio voy a cuidar ese dolor. / De palabras tabaco, teléfono y alcohol. / Alcohol que me han prohibido mil veces en un mes. / Un mes en el que te has olvidado de que existo. / Y más que existir lo que hago es campar por ahí. / Por amor al comercio voy a cruzar ese puente. / Por amor al comercio voy a cuidar ese dolor».