Día decimoprimero

«Día 11 del Apocalipsis: ayer a última hora la señora que se ha hecho fuerte al fondo a la derecha me lanzó severas invectivas por mis últimas contribuciones a la divulgación poética. No quiero repetir aquí lo que me dijo porque soy un caballero, pero con las orejas gachas y el rabo entre las piernas vuelvo al mínimal. Ahí os quedáis con esta coplilla anónima a caballo entre el XVI y el XVII».

Día decimoprimero«Si osase decir mi boca
lo que siente el alma mía,
señora, tocar querría
donde la camisa os toca.

No es mucho no tener tasa
este temor de perderos,
pues, señora, en el quereros
de la misma suerte pasa:
desde el chapín a la boca
os adora el alma mía,
y sólo tocar querría
donde la camisa os toca.

Si os viese yo, mi señora,
y sin camisa os tocase,
y otro bien no desease
aquesta alma que os adora,
y entonces ojos y boca
tocase la boca mía,
lo demás yo tocaría,
donde la camisa os toca.

Siento yo extrañamente
de ver que os está tocando,
y con morir deseando
lo que ella goza y no siente;
pues diferencia hay poca
de su tocadura y mía,
señora, tocar querría
donde la camisa os toca».