Mosquitero común (Phylloscopus collybita), ribera del Llobregat en Cornellá enero 2013
Como sabéis me apunté hace ya unos años a un grupo entreverado de chiflados full time, aficionados a tiempo parcial, diletantes, férreos sostenedores de la causa, y otras especies de la gran y hermosa galaxia ornitofílica (la ornitogalaxia). Con ellos reparto folletos a las puertas del zoo, pido, muerto de vergüenza, firmas contra esto o aquello o la estrella de la muerte, intento ver pajarillos, o tomo cervezas, todo ello a la vez o por separado. Pero, y es de lo que vamos hoy, también cuento pájaros. Aunque no termino de verle su aquel, siempre sospechas que, desde las barricadas, estás embarcado en ese noble y hermoso navío que es la ciencia, el progreso y todo lo demás, y que, a fin de cuentas, alguien tiene que tirarse al monte y contar los estorninos, y hay muchos, o contar chorlitos, y no hay ninguno. Hasta aquí bien, locos, pájaros, tres ruiseñores bastardos, y anota dos pinzones, el de arriba es jilguero y lo que se ha tirado a la cerca una hembra de tarabilla, no pasa nada. Pero sí pasa, los hinterland de las ciudades son basureros, los polígonos industriales el apocalipsis y los ríos entre masas de mamíferos cloacas, y entonces ya no cuentas pájaros, cuentas supervivientes. Me imagino una magnífica raza espacial muy Asimov, viniendo a contar gente los domingos porque cualquier favela americana, europea o africana, cualquier suburbio indio, ha sido declarado IHA (Interest Human Area), y que a uno cualquiera de esos espaciales seres hiperdotados le tocara contar homeless bajo un puente mientras sus congéneres intentan atropellarle montados en sus bicicletas supersónicas. Pero ahí estoy en los deprimentes paisajes de la ribera del Llobregat, esquivando ciclistas, absorto y maravillado por el profundo vuelo de los cormoranes, o los vertiginosos giros de los andarríos grandes, y, aunque pocas cosas conozco más hermosas que una gaviota, hoy las fotos van de mosquiteros y martinetes.
Martinete común (Nycticorax nycticorax) juvenil, ribera del Llobregat en Cornellá enero 2013