Construir una ballena

En tierras de levante le llaman gregal, cuando sopla todas las aguas desde las puntas bretonas hasta los plácidos ríos gascones envían sus pájaros hacia Ortegal buscando quizás algún extraño príncipe cazador que los ame y describa. Todo el Cantábrico se vaciará para que Gregal, el nordeste, invente entonces a todos los delfines en todas las aguas, construya aletas, simule chapoteos, y toda mar hierva de futuros saltos. Y cuando tus ojos estén más confundidos será cuando decida construir una ballena. Soplará sobre sus propias olas para que durante unos segundos emerja gigantesca, sólida, completa. Cualquier duda del aire la disipa, pero antes de convertirse de nuevo en los miles de delfines que el viento regala al mar, este permite que la ballena lo alise y someta en un brillante plano camino plateado. Una y otra vez aparecerá enorme y oscura y desaparecerá aún más grande y negra, un trozo de mar sólido que apenas dura unos segundos. Si el mar ya basta, si el viento basta ¿cómo explicar una ballena?

Rorcual común (Balaenoptera physalus), Golfo de Vizcaya septiembre 2013

Rorcual común (Balaenoptera physalus), Golfo de Vizcaya septiembre 2013

Rorcual común (Balaenoptera physalus), Golfo de Vizcaya septiembre 2013

Rorcual común (Balaenoptera physalus), Golfo de Vizcaya septiembre 2013