No decidas que te gustan los pájaros pequeños y marrones

Tras haberme permitido varias semanas sin pajarillos, invocando excusas sin fuste como temporales varios, enfermedades diversas, o la simple y pura pereza que frecuento en todas sus variantes, decidí acercarme la mañana del sábado a dar un paseo por los espacios naturales del río Llobregat, la zona protegida que queda en la margen derecha del río en el tramo de la desembocadura. Como el autobús deja a una distancia razonable de la puerta, y con los recortes ahora abren a las diez, es mi objetivo habitual las mañanas de sábado que emerjo de la cama razonablemente centrado. Donde sí triunfó la pereza fue en la elección del material, ya que deje cámara grande, tele y trípode en casa y me fui para allá con la compacta en ristre; agradecí esta decisión sobremanera toda la mañana ya que apenas iniciado el camino por la carretera de la Bunyola hube de despojarme de toda ropa de abrigo por lo que con el maletón hubiera sido más incomodo, además como las fotos que hago son normalmente una birria lleve lo que lleve, no eché mucho en falta el material, aunque sí pasé toda la mañana jurándome comenzar más temprano que tarde un minucioso e intensivo programa de entrenamiento con el teleobjetivo.

Archibebe claro (Tringa nebularia), Cal Tet marzo 2013

Archibebe claro (Tringa nebularia), Cal Tet marzo 2013

Por la carretera, entre los campos de alcachofas, el habitual despliegue de pajarillos intentando desesperadamente encontrar pareja, a base de pegar gritos por si alguna pica; jilgueros, verdecillos, currucas, mosquiteros, gorriones, colirrojos me acompañaron en mi habitual esquivar ciclistas (a la ida sólo esquivas esforzados ciclistas, a la vuelta ciclistas menos esforzados y niños con patinete: habiendo cogido la costumbre de ir contando los pájaros he empezado a incorporar otros bichos a la cuenta y puedo deciros que entre la barrera de entrada a los espacios naturales y las primeras casas del Prat esquivé con éxito a siete cachorros en patinete). Dentro ya me hice el recorrido habitual con las paradas  en torres, bosquetes y hides, donde añadí más pajarillos, moscones, escribanos, páridos, mitos, y las cosas habituales, garzas, garcetas, patos, gaviotas. Como sorpresas, por el sitio no por la especie, un zampullín cuellinegro y una corneja cenicienta. Durante la semana la gente del consorcio había avisado por Twitter de mucha limícola, pero no, me tuve que conformar con unos cuantos archibebes, un par de andarríos y un chorlitejo.

Jilguero (Carduelis carduelis), Cal Tet marzo 2013

Jilguero (Carduelis carduelis), Cal Tet marzo 2013

Cada vez tengo más claro que la ornitología se convierte en un camino de santidad el día que decides que te gustan los pájaros pequeños y marrones, bueno, un camino de santidad o un descenso a los infiernos, pero nada bueno para la salud del alma sea cual sea el matiz; a quienes me escuchéis esto recomendaros encarecidamente que no dejéis de interesaros por las aves serias, las grandes rapaces básicamente, huid como de la peste de los pajarillos y sobre todo nunca os intereséis por los bichos que buscan comida por el barro.

Archibebe común, Cal Tet marzo 2013

Archibebe común, Cal Tet marzo 2013

 

Corneja cenicienta (Corvus corvix), Cal Tet marzo 2013

Corneja cenicienta (Corvus corvix), Cal Tet marzo 2013