Pajareando por Teruel

Dentro de Piedra de sol, en un verso absoluto dice Octavio Paz «un paraje de sal, rocas y pájaros bajo la ley del mediodía absorto», he estado. Sorprendido por las pequeñas piedras, no más grandes que un puño, retorcidas como diminutos cuerpos construidos por Moore. A pesar de los arbustos, un lugar vacío, las piedras de huecos lunares como artefactos extraterrestres y las propias hojas esquirlas de metal de una fresadora prediluviana mostraban que, sal, rocas, y sobre todo los pájaros no son de este mundo, sólo restos de un gigantesco naufragio sideral extendidos sobre nosotros, sobre el gran plano rocoso que han masticado con una amoladera gigantesca. En los páramos extensos como sueños, los pájaros también son sueños. Poco más que decir de las pequeñas y misteriosas aves del suelo, terreras, alondras, calandrias fueron mostrándose poco a poco y como en Solaris no supe en ningún momento absolutamente nada de ellas.

Vencejos reales (Apus melba), embalse de Almochuel abril 2013

Vencejos reales (Apus melba), embalse de Almochuel abril 2013